Las más antiguas representaciones pictóricas de esta
maravillosa planta fueron halladas en sepulcros y monumentos funerarios del
antiguo Egipto, procedentes de hace más de 5000 años. En el Egipto de los
faraones el Aloe era una planta reverenciada. Se le atribuían poderes
espirituales y era conocida como “la planta de la inmortalidad”. Una hoja
pendía de las puertas de las casas y una pequeña planta solía ser regalada a
quienes contraían matrimonio o iniciaban alguna actividad comercial.
Se ha dicho también que las reinas Nefertiti y Cleopatra se
untaban cada dia con Aloe y ese era uno de los secretos de su extraordinaria
belleza. Se habla del Aloe en el antiguo y nuevo testamento, en el cantar de
los cantares, en el Evangelio de San Juan etc.
Entre sus muchas propiedades están, para las quemaduras de
sol, quemaduras y ulceras producidas por el radio, rayos X y por otro tipo de
radiaciones, rozamientos del pañal, rasguños al afeitarse, picaduras de
insectos, eccemas, dermatitis, seborrea, psoriasis, llagas, acné, grietas
de los pezones de las madres que dan el pecho, las verrugas, cortes, forúnculos,
herpes oral y labial… y así podríamos seguir largo y tendido.
Os traigo para que vosotros mismos preparéis vuestro gel de Aloe
Vera. Tened una bonita planta en casa que os sacará de más de un apuro.
1º Cortamos con un cuchillo la hoja de Aloe Vera,
siempre
las que están más pegadas a la raíz,
2º quitamos la parte que pincha, y la cortamos en trozos
para que nos sea más manejable
3º Suavemente cortamos pegando en cuchillo a la piel hasta
sacar la pulpa gelatinosa y transparente.
4º La cortamos en trozos y la pasamos por la batidora y
luego añadimos unas capsulitas de vitamina E que hará de conservante.
Hay que guardar en el frigorífico, nos durara sobre unos 8
días, pero también la podéis congelar en bolsitas, sacáis bien el aire, la cerráis
bien y la tenéis lista para cualquier ocasión
que la necesitéis.
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